jueves, 9 de octubre de 2008

The Long and Winding Road

Gente ya estamos en "casa" cambridgiana. Ayer llegamos por la noche, tras pasar una estupenda semana conociendo lugares impresionantes. A ver, dónde lo dejamos... Ah, sí, acabábamos de llegar a Edimburgo (preveo un post larguito, así que id haciendo tiempo).

El sábado nos amaneció lloviendo y con Eolo rabiosillo; casi salimos volando cuando llegamos al centro. Nos bajamos del bus y fuimos a los jardines que rodean al castillo. La primera impresión de la ciudad fue breath-taking: todo edificios antiguos encima de una montaña altísima, un castillo con aspecto bastante moderno y unos jardines preciosos, aunque todo ello lucía bastante menos por el inclemente tiempo. Subimos al castle, pero había una cola tremenda para entrar, así que decidimos irnos a ver los museos. Ninguno de ellos nos llamó especialmente la atención, así que nos montamos en el bus para turistas, que nos llevó en ruta por la ciudad. La verdad es que toda la zona del centro es preciosa, merece la pena visitar Edimburgo.

El domingo tuvimos más suerte, nos salió un sol radiante y pudimos apreciar mucho más la belleza de esta capital. Estuvimos dando unas vueltecillas por el centro de nuevo, pero Pili volvió a sufrir sus problemas de estómago y tuvimos que volver al B&B para que se tomara las pastillas. El B&B estaba en la zona de Leith, que antes era una ciudad independiente de Edimburgo, pero hace unos años se anexionó a la capital. Este barrio tiene algunas curiosidades, como por ejemplo que es donde se ambienta la película Trainspotting, o también que tiene un puerto donde se encuentra amarrado el Royal Yacht Britannia, el último barco que utilizó la familia real británica.

El lunes era el día Javi: nos encaminamos hacia Keswick, donde se encuentra el museo de los coches famosos. Llegamos allí a mediodía, y no nos costó mucho encontrarlo. Vimos a Kitt (el coche fantástico), el DeLorean de Regreso al futuro, el Charger de El sheriff chiflado, el Interceptor de Mad Max, la furgoneta del Equipo A, el Ford de Starsky y Hutch, el Aston Martin de James Bond, el Batmobile, etc. Estar allí con esos coches me devolvió a mi infancia, me parecía increíble estar delante de unos coches que tanto había visto en la tele de pequeño (y no tan pequeño, jeje). Vaya frikada, debéis perdonarme.

Pero Keswick nos tenía una sorpresa preparada. Es un pueblo muy pequeño rodeado de unos lagos impresionantes; nos acercamos en el coche a verlos y nos encantaron. Estábamos allí perdidos, en medio de la nada, con unos paisajes increíbles. Un momento inolvidable capturado por nuestra fiel Nikon. Pero teníamos que proseguir nuestro viaje, que nos esperaban unos 200 km hasta Liverpool, nuestra próxima parada.

Nos costó un poco llegar con las indicaciones, pero finalmente encontramos el hotel, situado junto a los muelles de la ciudad, en Albert Docks. Cuando uno oye hablar de Liverpool, lo primero que piensa es una ciudad vieja, austera, industrial, etc. Y la verdad es que tiene mucha historia y la zona de las afueras no es bonita en absoluto, pero el centro de la ciudad es otra historia. Según me contó Pili, en los años 80 Liverpool se encontraba en una grave crisis, así que el Gobierno británico decidió invertir mucho dinero en reformarla. Ahora el centro está plagado de edificios modernos, con calles peatonales repletas de tiendas; se podría decir que el centro de la ciudad es un centro comercial enorme, porque oferta cultural no es que tenga mucha. Las 2 catedrales que tiene son bastante discretillas y no había mucho más que ver.

Eso sí, como todos sabéis, es la ciudad de los Beatles. Las imágenes de John, Paul, George y Ringo están, literalmente, por todas partes. Y eso es algo con lo que disfruta mucho un beatlemaníaco como yo. Estuvimos en Matthew Street, hogar del archiconocido pub The Cavern, donde el famoso cuarteto se dio a conocer en el mundillo musical. Al día siguiente, antes de partir de camino a Cambridge, estuvimos en el museo-exhibición de los Beatles. La verdad es que merece la pena, te van contando toda la historia del grupo y uno se hace una idea de lo grandes que fueron. Me compré algunos recuerdillos para la posteridad...

En fin, han sido unas vacaciones maravillosas, que ponen un broche de oro a esta aventurilla de 6 meses que hemos tenido en estas tierras inglesas. Hoy hemos pasado el día empaquetando el colchón para enviarlo a España, vendiendo la guitarra en el Cash Converters (qué penilla), sacando todo el dinero del banco, devolviendo el coche de alquiler (qué bien se ha portado), haciendo la maleta... ¡Qué locura, no sabemos cómo vamos a hacer para llevárnoslo todos con los miserables 15 kilos que nos permite Ryanair!

Bueno, no quiero cerrar el blog todavía, lo haré cuando llegue a España y todo haya acabado realmente. ¡Hasta el sábado pues!

Besos y abrazos

1 comentario:

Anónimo dijo...

No lo cierres que nunca sabes cuando volceréis a la aventura de nuevo!!